Guillermo Zapatier Nájera.
Hasta el mes de enero de 2021 hemos tenido un sentimiento generalizado sobre las próximas elecciones a presidente del Ecuador, no estamos seguros por quien votar. En un reportaje de diario El Universo, se revela que la encuestadora CEDATOS, ha determinado el martes 19 de enero de 2021, que el nivel de indecisión está en un 62% (2021).
El panorama político ha sido nuevo, el columnista Sebastián Mantilla en diario El Comercio respecto a esto dice que:
Aunque en otras ocasiones el porcentaje de personas que no han decidido su voto tiende a disminuir a medida que se acerca el día de los comicios, en esta ocasión la cifra es considerablemente más alta. En las zonas rurales el porcentaje de indecisión es del 70% mientras que en las zonas urbanas es del 60%. A nivel de grupos de edad, el 67% de los jóvenes (entre 16 y 25 años) tampoco han decidido por quien votar. Hay que tomar en cuenta que en estas votaciones los jóvenes representan el 60% de todo el electorado. (Mantilla, 2021).
¿Qué análisis podemos extraer de esto? En primer lugar, quisiera plantear la hipótesis de que esta práctica de decidir en el último minuto por un candidato, va en aumento, no por un número alto de postulantes al cargo, sino por la desinformación e interés sobre los aspectos del ejercicio de la función pública, y una de sus principales causas, es la apatía política en un sistema de voto obligatorio.
La apatía política podemos definirla, para efectos prácticos como: el desintéres, rechazo y negación de un individuo o grupos poblacionales (específicamente delimitados) hacia el sistema, estructura, ejercicio y simbología de la política como dinámica social en un momento y lugar determinados. Las causas fundamentales, al menos las que define Morris Rosenberg sobre la apatía política son: “a) las consecuencias “amenazantes” de la actividad política; b) la futilidad de la actividad política; y c) la ausencia de estímulos para actuar.” (Rosenberg 1995, como se citó en Romano, 2015).
En principio, se habitúa creer, que la población más joven tiende a un mayor desinterés político, sin embargo, en los datos que expone el Diario el Universo (2021), la población adulta lleva el mayor nivel de indecisión para las elecciones correspondientes a este año: “Quienes están indecisos son principalmente los de más de 51 años, el 47%, los que tienen de 36 a 50 corresponden el 41% y entre los que tienen 18 a 35 años el 43%”.
Esta indecisión generalizada, no podría significar directamente un desinterés o rechazo hacia el sistema político actual, pero puede ser un buen indicador de desconfianza, sosteniendo la premisa de que, una población debidamente informada y crítica debería tener (al menos de forma mayoritaria) ya elegido o al menos cierta afinidad, con uno o varios candidatos en concreto; ya sea por sus propuestas, por su tendencia ideológica, por su programa y por su equipo de gobierno, pues el sistema de democracia, se basa enteramente en la confianza de quienes eligen a sus líderes para la realización de acciones puntuales en temas de interés para ese votante.
Es decir que, en ese sentido, deberíamos ver claramente en la dinámica del ejercicio político, un grupo poblacional con un alto porcentaje seguro del voto, versus otro que no tiene decisiones firmes sobre sus electores o abiertamente rechaza al sistema político de su contexto por los distintos motivos que planteen, pero en este caso, vemos un gran grupo indistinto de edad, por una diferencia porcentual mínima, que comparten una misma incertidumbre. Con base a esto, sostengo que un prologando y extendido sentimiento de indecisión, generará progresivamente falta de interés (manifestación pasiva) o rechazo (manifestación activa) al sistema político, de forma transversal sobre el conglomerado votante.
Si esta indecisión significa a la vez, una profunda desconfianza sobre la legitimidad de los procesos electorales, sobre la clase política compuesta por sus candidatos y sus dirigentes, estamos hablando de un acto consciente o inconsciente de insatisfacción. Y si esta manifestación, se va reduciendo progresivamente en el día de elecciones, es debido a que nuestro sistema establece como obligatorio el voto y no por una dinámica de conciencia social, o un estudio autocrítico del votante, pues la decisión electoral de este, se verá limitada a escoger tres escenarios: 1) votar por quien considere recomendable en ese instante, 2) voto blanco o 3) voto nulo. Estas decisiones son una respuesta inmediata, no racionalizada a profundidad, pero sí con cierta lógica pragmática, pues no es impulsiva o visceral, ya que afirmo que estas tres elecciones son utilizadas de forma deliberada en campaña, por candidatos y sus opositores, respectivamente, con el fin de influir en el elector indeciso a fin de arrojar un resultado favorable o desfavorable.
¿Qué hacer entonces? A mi criterio, no todo está perdido, si tenemos una apatía política no sería sobre todo el sistema. Es lógico pensar que una mayoría, de forma consensuada, cree en el sistema de democracia, que nuestra crítica parte más bien con personas que tienen una perspectiva moderna y dinámica que contradice al sistema clásico del ejercicio político. De igual manera, la esfera política no se limita únicamente al ejercicio del voto, y el ente político, tiene un campo de acción muy amplio.
Pero por otro lado, considero que el alto nivel de incertidumbre y un voto obtenido desde las minorías, es el escenario ideal para clases políticas deslegitimadas, ya que los discursos de estos no apelan a la disuasión del grupo mayoritariamente apático o indeciso, sino que, al generar alta incertidumbre, necesitarán de un número suficiente de votantes para ser únicamente reconocidos por el imperio formal de la ley, quien los posesionará de acuerdo a las pautas y protocolos normados.
Es por esto que, la solución que yo planteo es en dos momentos puntuales:
De manera mediata, la solución fundamental preside en el ejercicio y creación de un sistema político moderno, precisamente nacido desde la población indecisa y apática que plantee un modelo opuesto al practicado en su contexto. La posibilidad de que un protagonista de dicha modificación sea la población joven, es posible debido a que el acceso a la educación superior y la obtención de la formación académica de tercer nivel es alto (SENESCYT, 2020) y podría significar la presencia de una nueva clase técnica académica que se introduzca al sistema político.
De manera inmediata, corresponde establecer la siguiente aclaración; cuando nosotros votamos y dejamos la papeleta blanca o la anulamos, brindamos legitimidad al proceso y sistema político de elección de gobernantes, no estamos generando oposición, sino que esto se registra como una imprecisión técnica sobre la papeleta durante el ejercicio al voto, salvo el caso de que este supere un porcentaje que supere al número de votos válidos, si fuese un acto de oposición o descontento, ¿no debería generar el efecto de restar a votos a favor de los candidatos?. Y ¿qué ocurriría si nadie se presentaría a votar en un régimen de voto obligatorio? Existe un vacío, ni la ley ni la Constitución prevén algo respecto a ello, por lo que este caso es una puerta a considerar, salvo el riesgo de que posiblemente sea aún válido, como en el caso de las elecciones de Venezuela, que contó con una abstención de casi el 70% al 80%, pero al ser su régimen facultativo, de manera formal existió validez.
Adicional a los argumentos planteados, existen diferentes cuestiones pendientes que dejo a análisis del lector, tales como: ¿Es la población joven más activa políticamente en otros aspectos fuera del ejercicio al voto? ¿Podemos ser realmente apáticos en la modernidad colectiva, cuando la injerencia de la vida pública sobre la privada individual se amplía?
Bibliografía.
Diario El Universo. (2021, enero 25). Nivel de electores indecisos está entre el 30% y el 60%, según encuestadoras. Retrieved from Diario El Universo: https://www.eluniverso.com/noticias/2021/01/23/nota/9599119/elecciones-ecuador-2021-encuestas-electores-indecisos-porcentajes
Mantilla, S. (2021, enero 27). Indecisión Electoral. Retrieved from El Comercio: https://www.elcomercio.com/opinion/columnista-elcomercio-opinion-indecision-electoral.html
Redruello, A. M. (2015). LA APATÍA POLÍTICA EN DEMOCRACIA (Tesis). Quito: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
SENESCYT. (2020, agosto). Retrieved from BOLETÍN ANUAL: https://siau.senescyt.gob.ec/estadisticas-de-educacion-superior-ciencia-tecnologia-e-innovacion/?doing_wp_cron=1611889955.7625899314880371093750
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