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La Desigualdad Durante la Pandemia

Writer's picture: Zulay ArtiedaZulay Artieda

Zulay Alejandra Aquieta Cevallos

Nutricionista


La desigualdad en América Latina es bien conocida pero no necesariamente bien entendida. Comienza desde las etapas más tempranas de la vida y se exacerba durante la infancia y la adolescencia, dando como resultado diferentes contextos con diferentes oportunidades para crecer y desarrollarse. Frente a la pandemia causada por el COVID- 19, nuestra región es más vulnerable, debido a las profundas desigualdades que se manifiestan en múltiples dimensiones desde género, economía hasta salud y educación.


En nuestro país, la pandemia agravó una situación económica ya muy delicada. Esto lo refleja las cifras de pobreza que indican un aumento de 25% a 35%. Mientras que la pobreza extrema de un 5% a 15%. La pérdida de empleo y el aumento en los números de pobreza y pobreza extrema se traduce en una falta de bienestar y capacidad para reducir los problemas básicos de una familia.


Las crisis económicas tienen efectos duraderos sobre la nutrición infantil, salud y educación. Si bien este impacto afecta a toda una población, es mayor en los hogares de ingresos bajos. De acuerdo con un estudio reciente se señala que, en el país el 56% de hogares en los que viven niños uno de sus integrantes perdió su empleo. Al haber una reducción de ingresos, el presupuesto familiar se reduce provocando cambios en la dieta y en muchos casos provocando hambre, la expresión más extrema de la inseguridad alimentaria.


Se dice que una persona sufre inseguridad alimentaria cuando no tiene acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos. La falta de oportunidades para una alimentación segura y atención en salud óptima para los individuos de hogares con ingresos bajos y medios se traduce en brechas de desigualdad.


A lo largo del ciclo de vida, esta falta de oportunidades tiene repercusiones importantes. Durante los períodos denominados críticos del desarrollo de los niños, especialmente hasta los dos años, se provocan efectos que en muchas ocasiones son irreversibles. La nutrición durante las etapas tempranas de la vida puede influir en el desarrollo y en la aparición de enfermedades en la edad adulta, lo cual tiene importantes implicaciones clínicas y de salud pública.


Un niño que no se alimenta bien a corto plazo presenta un bajo desarrollo cognitivo y pobre rendimiento escolar y a largo plazo, cuando sea un adulto presenta escasa productividad económica e incremento en el riesgo de padecer enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión.


La pandemia del COVID-19 ha puesto en evidencia la gran desigualdad presente en América Latina. Para Ecuador reducir la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria de la población representa un desafío trascendental. Si no se aborda el reto de la desigualdad de manera multidimensional, la región seguirá siendo vulnerable a factores externos como ha dejado en evidencia ya la pandemia.



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